¿Sabías que el descanso, la genética e incluso la alimentación influyen en la aparición de los surcos oscuros en el contorno de ojos? ¿Quién no se ha despertado alguna vez con el rostro corrompido por bolsas y ojeras?
Esto ocurre porque la piel que rodea los ojos es extremadamente fina (hasta cinco veces más que la del resto de la cara) y tiene menos cantidad de fibras de colágeno y elastina.
A la hora de que se formen bajo nuestra mirada ojeras y/o bolsas, entra en juego, en primer lugar, la información genética de cada uno, aunque ambas tienen causas diferentes.
Ojeras, ¿a qué se deben?
Las ojeras se forman en función de la disposición morfológica a las venas de la zona. Es decir, la posición anatómica de las venas (factor hereditario) sumada a que la piel del contorno de ojos es casi transparente, hará que la zona se vea más oscura.
La falta de hierro es también un factor determinante, ya que la falta de este metal hace que la oxigenación de los tejidos sea escasa, generando coágulos en los vasos sanguíneos que rodean los ojos. A ello hay que sumar la falta de sueño, que dilata los vasos sanguíneos, y la edad, que hace que la piel se vuelva más fina.
Bolsas, ¿cómo se originan?
Las bolsas consisten en bultos que se producen bajo los ojos cuya causa principal es el factor genético. También pueden producirse por la pérdida de tono muscular en el párpado inferior o por retención de líquidos en esa zona (en este caso se distingue porque sólo aparecen al levantarnos).
Así se eliminan
Las soluciones a estos problemas se hallan entre las operaciones estéticas y los remedios naturales. Sin embargo…
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