consejos de belleza
La flacidez es una de los problemas beauty que más nos preocupa, especialmente en los muslos y en la cara interna de…
La flacidez es una de los problemas beauty que más nos preocupa, especialmente en los muslos y en la cara interna de los brazos. Pero, ¿a qué se debe?
La piel de estas zonas es notablemente más fina que en otras partes del cuerpo, de modo que con el paso de los años tiende a perder firmeza (deterioro de las fibras de colágeno y elastina).
Para combatir el “descuelgue”, existen múltiples cremas y tratamientos con aparatología muy efectivos, pero como paso previo conviene evitar ciertos malos hábitos que favorecen la flacidez.
Los pantalones de pitillo o los vestidos muy ceñidos entorpecen la circulación y, si los llevamos de forma habitual, pueden ser uno de los principales causantes de la flacidez. Intenta reservarlos para ocasiones especiales y apuesta por la ropa holgada en el día a día.
O dárselas una vez por semana, cuando nos acordamos. Si queremos que el tratamiento surta efecto debemos ser constantes y aplicarlas día y noche.
El agua demasiado caliente es fatal para el retorno venoso y linfático, ya que dilata los capilares y acelera la pérdida de tonicidad. Incluso en invierno, intenta usar solo agua tibia.
Algunas fórmulas propician que nuestro organismo retenga líquidos. Si vas a tomarlos, te conviene llevar un seguimiento regular con tu ginecólogo para comprobar que tu cuerpo los tolera adecuadamente.
Los zapatos demasiado altos dificultan la circulación en una de las zonas más afectadas por la flacidez: las piernas. ¡Y lo mismo ocurre con el calzado completamente plano! Para el uso diario opta mejor por una altura media.
Comer demasiado deprisa, picar entre horas o recurrir a menudo a los alimentos precocinados juega en contra de nuestra belleza. Para evitarlo, intenta planificar cada semana tu menú de cinco comidas y dedícales un tiempo de calidad, masticando despacio y disfrutando de cada bocado.
Si tu trabajo te exige pasar mucho tiempo sentada o de pie es importante que realices pequeños movimientos y cambios de postura para estimular la circulación. Para contrarrestar el sedentarismo, realiza algún tipo de actividad física al menos dos días a la semana.
Tomar el sol demasiadas horas debilita las fibras de nuestra piel, sobre todo si lo hacemos sin protección y en las horas centrales del día. Evita exponerte a los rayos ultravioleta entre las dos y las cuatro de la tarde, date un baño cada media hora y camina todo lo que puedas.