Bienestar
Te sorprendería saber cuántos movimientos realizas al día que van en detrimento de la buena salud de…
Te sorprendería saber cuántos movimientos realizas al día que van en detrimento de la buena salud de tu espalda. Sentarnos en posiciones incorrectas, agacharnos a coger algo del suelo, sentarnos mal en el sofá, sujetar el teléfono entre la cabeza y el hombro, dormir en una postura inadecuada… Son infinitos los malos hábitos que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida y que luego nos pasan factura haciendo que suframos continuos e incomodos dolores de espalda.
Pero no te preocupes, estás a tiempo de corregirlos porque te contamos qué cosas debes evitar y cuáles debes hacer imperativamente para evitar esta molestia tan (valga la redundancia) molesta.
Es una costumbre muy arraigada la de sentarse en el borde del asiento, en la silla de la oficina, mientras comemos, etc, sin embargo, esta práctica puede producir lumbalgia, un dolor muy persistente en la zona baja de la espalda. La solución está en ocupar todo el asiento al sentarnos y, por supuesto, apoyar la espalda en el respaldo, que para eso está. Y, aunque no te lo creas, la altura de la silla con respecto a la mesa es de vital importancia: debe estar en una posición en la que los pies toquen el suelo, dejando las rodillas y la cadera dobladas en ángulo recto.
No solemos reparar en ello, pero es fundamental doblar las rodillas y no el tronco al agacharnos, de lo contrario, pueden producirse hernias en el disco si hacemos este movimiento de forma incorrecta habitualmente. Además, los expertos aseguran que para la buena salud de nuestra espalda es muy importante que, cuando salgamos de compras, repartamos el peso de estas en varias bolsas en lugar de llevarlo todo en una muy pesada.
La postura más perjudicial para nuestros dolores de espalda es en la que estamos boca abajo con la cabeza ladeada. Sin embargo, este es uno de los hábitos más complicados de corregir porque al dormir nos vamos moviendo y recolocando sobre la cama de forma inconsciente. Aun así, es necesario corregirlo porque esta postura hace que nuestro cuello se cargue de tensión y puede llegar a acarrear problemas respiratorios por apoyar todo nuestro peso sobre la caja torácica. La postura ideal sería boca arriba con las piernas relajadas y los brazos sobre el pecho. Dale tiempo, no es fácil adquirir este hábito.
Los expertos explican que el momento en el que hay que estar más atento a la postura para así poder evitar los dolores de espalda es cuando estamos de pie. Hay que tener las piernas lo suficientemente abiertas para que estén a la misma distancia que los hombros, con las rodillas ligeramente flexionadas y dirigidas hacia delante para que no se bloquee el riego sanguíneo.
Sentarnos a tomar un café en una terraza puede ser algo maravilloso, que puede transformarse en una sucesión de dolores musculares si cruzamos las piernas constantemente. ¿Sabes por qué? Resulta que el cuerpo, cuando estamos cruzando las piernas, está constantemente intentando volver a su alineación natural y esto provoca una tensión adicional en nuestros músculos tanto de la espalda como de las piernas.