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Lo sabemos. La retención de líquidos no es un tema muy glamouroso, pero desde luego sí que…
Lo sabemos. La retención de líquidos no es un tema muy glamouroso, pero desde luego sí que es una cuestión que afecta a muchas mujeres y tener algunas nociones e indicaciones básicas sobre ella, siempre se agradece. Porque, ¿cómo fue posible encontrarte con 2 o 3 kilos de más de forma inexplicable y sintiendo el abdomen terriblemente hinchado, a pesar de no haber realizado ningún exceso?
Y es que, de todas las problemáticas preverano, esta, sin duda, es la que puede llevar al traste cualquier operación bikini que se precie.
La retención de líquidos es la manifestación de la extravasación de líquidos en el tejido subcutáneo. Se caracteriza por esa sensación comúnmente llamada “hinchazón”, que médicamente se denomina “edema” y que, normalmente, es un síntoma sin importancia, aunque también puede ser el signo de alguna enfermedad.
Las zonas más afectadas suelen ser las piernas (en los tobillos y en los muslos), pero también puede darse en abdomen, pecho o párpados, además de en brazos y manos.
Las principales causas de la retención de líquidos son los cambios hormonales, la herencia genética, el exceso de peso, los problemas circulatorios, la escasa ingesta de líquidos o el sedentarismo. Aunque también la pueden provocar factores climáticos como el calor o estados de ánimo como la ansiedad o el estrés.
Existe una técnica para diferenciar entre el aumento de volumen por retención de líquidos y por exceso de grasa, llamada “impedanciometría”. Ésta prueba calcula el porcentaje de masa grasa, masa magra (huesos y músculos) y de agua de cada persona. Realizándolo, es posible averiguar qué hábitos de vida cambiar y qué soluciones necesitamos, según nuestro problema.
Existen diferentes soluciones para luchar contra la retención de líquidos. ¿El más básico? Por raro que parezca, es muy certero: beber mucha agua, ya que favorece la eliminación de toxinas, mantiene el tejido adiposo nutrido y oxigenado y disminuye el edema.
Si a esto le unes hábitos como evitar el consumo de bebidas gaseosas, alcohol o el exceso de café o harinas refinadas, te sentirás mucho mejor. Además, puedes poner en práctica estas otras soluciones: