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La moda de las cejas pobladas ha devuelto su papel protagonista al microblading, una técnica con décadas…
La moda de las cejas pobladas ha devuelto su papel protagonista al microblading, una técnica con décadas de antigüedad que permite reconstruir cejas con calvas o excesivamente depiladas. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
En este post despejamos todas tus dudas sobre este tratamiento tan trendy.
Enmarcado dentro de los maquillajes semipermanentes, el método del microblading tiene su origen en el «Tébori» oriental y permite redefinir el perfil en cejas despobladas, oscurecer o dar mayor espesor. Usando un instrumento similar a una pluma, se va aplicando el pigmento en la capa más superficial de la piel, dibujando la ceja pelo a pelo para un efecto más natural.
La técnica del microblading se realiza con un dibujo pelo a pelo de las cejas, mientras que la micropigmentación se suele hacer apoyada por un sombreado que otorga grosor a las cejas. Además, el microblading se realiza con una pluma de metal (parecida a un bisturí), cuando la micropigmentación se hace con una aguja de punta para hacer los pelos y con agujas de tres o cinco puntas para los sombreados. Una de las grandes diferencias es la duración de este maquillaje semipermanente de cejas: el microblading puede durar hasta 2 años intacto, y la micropigmentación tradicional tiene una durabilidad muy inferior que, además, depende del tipo de piel, del pigmento y de los agentes externos que inciden en nuestra piel.
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La técnica del microblading está contraindicada en personas diabéticas, con problemas de coagulación, aquellas con alergias en la piel, o propensas a presentar reacciones cutáneas, los que tomen medicamentos anticoagulantes, con antecedentes de queloides y mujeres embarazadas.